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Descifrar etiquetas de alimentos

Descifrar etiquetas de alimentos

El etiquetado de los alimentos que consumimos ofrece mucha información sobre los ingredientes y sus características nutricionales. Pero ¿sabemos interpretar correctamente la información?.

Existen iniciativas para dotar a la población de conocimientos sobre alimentación y nutrición y, así, poder seguir una dieta sana y equilibrada. Ser capaz de comprender una etiqueta y compararla con la de otros productos es el primer paso de esta iniciativa.

La etiqueta

En una etiqueta podemos encontrar más o menos información, explicaciones, imágenes o alegaciones pero hay una normativa que especifica qué información mínima debe proporcionar un producto. Siempre debe constar:

  • El listado de ingredientes.
  • Los alérgenos que pueda contener el alimento.
  • El peso neto del producto.
  • Las instrucciones de uso y almacenamiento en caso que sean necesarias.
  • Las características físicas del producto o tratamiento al que ha sido sometido (congelado, concentrado, ahumado...).
  • El nombre y dirección del fabricante.
  • La fecha de consumo preferente o la fecha de caducidad.

En cambio, hay informaciones de publicación opcional o obligatoria como las tablas de composición nutricional donde se especifican contenidos de hidratos de carbono, grasas... Estas tablas sólo es obligatorio indicarlas si en el etiquetado se hace mención al contenido de un determinado nutriente atribuyéndole un beneficio como "fuente de..." o "bajo contenido de...".

Alergias e intolerancias

Resulta especialmente importante revisar el etiquetado cuando se padece alguna alergia o intolerancia alimentaria. Desde el 2008 hay una legislación que obliga a especificar en el etiquetado la presencia de los productos que generalmente tiene menor tolerancia.

Se trata de cereales que contienen gluten y sus derivados, crustáceos, huevos, pescado, cacahuetes, soja, leche, frutos de cáscara (almendras, nueces, anacardos, nueces de pecan, nueces de Brasil, pistachos, nueces de macadamia o de Australia), apio, mostaza, sésamo, dióxido de azufre y sulfitos por encima de 10mg/kg o 10mg/l expresado como SO2, altramuces y moluscos, y todos los derivados y productos a base de cualquiera de los mencionados.

La nomenclatura

Para entender una etiqueta debemos comprender las palabras que leemos y eso no siempre en sencillo tratándose de compuestos químicos con nombres largos y complicados. Generalmente, los nombres largos o extraños para la población crean desconfianza pero no por eso debe tratarse de una substancia perjudicial.

Además, un mismo producto puede tener diferentes nomenclaturas o expresarse mediante códigos.

Los trucos

El etiquetado quiere que el consumidor entienda bien la información del producto y lo compre. Por este motivo, las alegaciones y descripciones que hay en los envases deben aclararnos cuál es el contenido y generar confusión. Para poder valorar mejor un alimento podemos fijarnos en informaciones como:

  • El listado de ingredientes: Aceite vegetal. La creencia popular dice que los aceites vegetales son buenos y los de animales malos. Esto no es así. Para empezar, nada es bueno o malo, todo depende de la dosis. Hay aceites vegetales (el de oliva) que son muy interesantes para la salud, mientras que existen aceites vegetales saturados no tan aconsejables (el de palma o el de coco). Si una marca no especifica de qué tipo de aceite vegetal se trata, podemos pensar que no es de oliva ni posiblemente de girasol ya que, de lo contrario, le interesaría publicitarlo.
  • La descripción del producto: Debemos fijarnos en qué indica exactamente la descripción del producto, aparte de lo que muestren las imágenes del envase o el color del alimento. Por ejemplo, no es lo mismo un batido de chocolate que un batido sabor chocolate que puede no contener chocolate, sólo el aroma. No es lo mismo un yogur con soja que un postre de soja, ya que el segundo es a base de soja mientras que el primero es un yogur, a base de leche, al cual se le añade soja, y por tanto contiene mucha menos cantidad de soja.
  • Las alegaciones del producto: Que el etiquetado publicite una característica del producto no significa que otro que no lo haga, no lo contenga. Por ejemplo, algunos etiquetados indican que el atún es "fuente natural de omega-3" pero debemos tener en cuenta que todo el atún es rico en omega-3, lo indique o no. Otro ejemplo es indicar que un producto no contiene colesterol cuando es un hecho natural.

El orden de los ingredientes

El listado de ingredientes especifica los componentes del producto de mayor a menor cantidad. Es decir, el orden del listado no es aleatorio sino que va de más a menos gramos de un ingrediente concreto. Sabiendo el criterio de ordenación podemos ver como, por ejemplo, el principal componente de muchos productos de bollería y chocolate es el azúcar por encima de la harina, los huevos o incluso el propio cacao de una tableta de chocolate.